Vivimos en un momento en el que la tecnología nos ofrece innumerables herramientas para la búsqueda de talento: plataformas, portales, bases de datos y algoritmos. Sin embargo, empresarios y responsables de selección en sectores como la construcción o la hostelería comparten una frustración común: «no encontramos a la persona adecuada».
Esta situación se refleja en las recientes declaraciones de Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, quien expresó su preocupación por la dificultad de las empresas para encontrar personal, a pesar de la existencia de casi tres millones de desempleados en España (fuente: Europa Press). Además, un estudio reciente de El Economista revela que el 75% de las empresas en España tiene dificultades para encontrar talento
La trampa de la urgencia y la desconexión
Uno de los principales obstáculos reside en la urgencia con la que se realizan las contrataciones. La necesidad de cubrir puestos rápidamente prioriza el currículum sobre la persona, lo inmediato sobre lo sostenible. Este enfoque cortoplacista genera un ciclo de rotación que alimenta la frustración: contrataciones apresuradas, incorporaciones sin acompañamiento, desajustes y renuncias. A menudo, el mejor perfil no es el más experimentado, sino aquel que:
- Acepte la relación laboral de una forma sincera
- Mejor se alinee con los valores y la cultura de la empresa
- Disfrute del puesto de trabajo ofertado

El currículum: una historia incompleta
Un currículum es solo una instantánea de la trayectoria profesional de una persona. No revela su actitud, capacidad de adaptación, pasión por el trabajo o encaje cultural

El «precio» de una relación laboral satisfactoria: más allá del sueldo
La relación laboral va más allá del salario. Implica un «precio» que incluye el bienestar emocional, el desarrollo profesional, la cultura de la empresa y el equilibrio entre la vida personal y profesional. Además, implica valorar el compromiso y el potencial de aprendizaje, incluso si el candidato carece de experiencia o habilidades lingüísticas.
Invertir en el futuro: el compromiso como activo estratégico
El compromiso, esa fuerza invisible pero poderosa que impulsa la dedicación y la lealtad en el ámbito laboral, no brota espontáneamente. Su génesis reside en un terreno abonado por la comunicación efectiva, un diálogo bidireccional donde tanto la empresa como el empleado se atreven a mostrar la verdadera fibra de sus sentimientos hacia el trabajo y a expresar abiertamente sus necesidades. Este acto de transparencia mutua es el crisol donde se forja el entendimiento, donde las expectativas se alinean y donde, como por arte de magia, surge el encaje. Cuando ambas partes sienten que sus valores resuenan, que sus objetivos convergen y que sus necesidades son consideradas, se activa un compromiso auténtico, un vínculo que trasciende la mera obligación contractual y se nutre de la conexión humana y la comprensión compartida.

Posteriormente, la formalización de acuerdos previos y transparentes se convierte en un escudo protector contra futuros conflictos, reforzando aún más ese compromiso inicial. Al establecer claramente las expectativas, las responsabilidades y los beneficios mutuos, se construye una base sólida de confianza y seguridad que consolida la relación laboral a largo plazo.
¿Hablamos?
Si estás cansado de repetir procesos de selección infructuosos, es hora de replantear tu enfoque. Prioriza la conexión humana, la empatía, la comunicación abierta y la profesionalidad emocional. Descubre el potencial de construir equipos sólidos y comprometidos, donde el talento florezca y la empresa prospere.